Cómo se efectúa la terapia cognitivo-conductual

 

 

La primera vez que el cliente se reúne con su psicoterapeuta, hablará acerca de cualquier problema que esté teniendo, de cómo se está sintiendo y sobre las metas que tiene para su psicoterapia. Después de unas cuantas visitas se decide con qué frecuencia se realizará la misma, pudiendo el paciente reunirse con su psicoterapeuta cada semana, cada quincena o solamente una vez al mes. Los objetivos son acordados entre el terapeuta y el paciente y se formula un plan de intervención estructurado a la medida de las necesidades y características particulares evaluadas.

Mientras el cliente está recibiendo psicoterapia, aprenderá nuevas formas de pensar acerca de las situaciones que le molestan. Además, aprenderá nuevas maneras de afrontar sus sentimientos. Los psicólogos cognitivo-conductuales consideran que los pensamientos son la causa de las emociones y no a la inversa. Por ello, la terapia consiste esencialmente en:

  • Identificar aquellos pensamientos irracionales que nos hacen sufrir.

  • Identificar qué es irracional en ellos; esto se hace mediante un trabajo de autoanálisis por parte del paciente, que el terapeuta debe promover y supervisar.

Cuando los pensamientos irracionales (falsos o incorrectos) son detectados, se pasa a la fase de modificación, que es la esencia de la terapia cognitivo-conductual y consiste en reemplazar los viejos hábitos irracionales por otros más ajustados a la realidad y a la lógica. Esto se hace mediante un esfuerzo para rechazar los pensamientos distorsionados y reemplazarlos por pensamientos más exactos y más positivos. No se trata de de cambiar pensamiento y creencias negativos por otros que son demasiado optimistas, sino por otros más positivos pero que se ajustan a la realidad y a la lógica. Se trata de un esfuerzo de observación, análisis, racionalización y crítica que el cliente hace de sus propios pensamientos distorsionados. No debe confundirse con la tendencia conocida como «pensamiento positivo», que sólo promueve el autoadoctrinamiento por medio de frases positivas u optimistas («merezco ser feliz», «soy una persona valiosa», etc), porquela Terapia Cognitivase vale del pensamiento crítico para conseguir el cambio en los clientes y no de una imposición dogmática de pensamientos predeterminados.

La terapia cognitiva no es un proceso «de un día para el otro». Aún cuando un paciente ha aprendido a reconocer cuándo y dónde su proceso de pensamiento se ha torcido, puede llevar meses de concentrado esfuerzo el reemplazar un pensamiento negativo irracional con uno más positivo y racional. Pero con paciencia y un buen terapeuta, la terapia cognitiva puede ser una herramienta valiosa en la recuperación.