TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)

Este grupo refiere un patrón de pensamientos y conductas que  suelen ponerse de manifiesto durante los primeros años de vida, afectando cualitativamente al desarrollo de la comunicación y de la interacción social y que además incluyen comportamientos, intereses y actividades restringidas, repetitivas y estereotipadas (Wing, 1998).

En esta categoría encontramos el trastorno autista y el síndrome de Asperger, dos de los casos más conocidos.

a) Trastorno autista

También conocido como autismo de Kanner o autismo clásico, representa el grado más grave de compromiso de la capacidad social del espectro autista y aparece antes de los 3 años.

Las deficiencias en la comunicación se manifiestan en la falta de comportamientos no verbales como el contacto ocular, la expresión facial, las posturas o los gestos. También suelen darse problemas para desarrollar relaciones con compañeros, especialmente debido a la falta de espontaneidad para compartir intereses o experiencias con los demás, a pesar de que pueda existir interés en la amistad. Además, suelen preferir juegos y actividades solitarias (DSM-IV, 1995).

b) Síndrome de Asperger

Este síndrome se caracteriza por problemas en la interacción social, que se traduce en la incapacidad de relacionarse con iguales, falta de sensibilidad a las señales sociales, falta de reciprocidad emocional y dificultades para comprender las intenciones ajenas y especialmente dobles intenciones. También pueden tener problemas para saber de qué hablar con otras personas (Rivière, 1996).

Por otra parte, se produce inflexibilidad mental y del comportamiento, como el interés absorbente y excesivo por ciertos rituales, actitudes perfeccionistas extremas, preocupación por partes de objetos, acciones, situaciones o tareas.

Causas

a) Factores genéticos, como en el caso del autismo, en el que estudios familiares y en gemelos han demostrado la importancia de la herencia (Bailey et al., 1995).

b) Alteraciones cerebrales, por ejemplo a nivel del cerebelo y de los núcleos prefrontal y temporal, relacionados con los déficits en el lenguaje y los movimientos estereotipados (Bailey et al., 1998).

c) Otros factores, como las infecciones víricas durante el embarazo, el nacimiento prematuro del niño, el desarrollo de encefalitis tras el nacimiento o un ambiente tóxico, derivado de agentes químicos y contaminantes (Ratajczak, 2011).

Soluciones

1) Biblioterapia

Tener un hijo autista en casa suele ser difícil, requiriendo atenciones especiales, algo que también restringe el tiempo personal y de ocio, factores que contribuyen a incrementar el estrés familiar. Aceptar la realidad que nos ha tocado vivir es una forma positiva de empezar a manejar estos problemas. Por otra parte, informarse a fondo sobre el autismo, por ejemplo respecto a cómo es interpretado el mundo por parte de estas personas, facilitará enormemente la tarea de establecer unos vínculos afectivos de calidad, en los que la comunicación, si bien no fluida, podrá ser bidireccional y más satisfactoria para ambas partes.

2) Buscar apoyo incondicional

Resulta de gran ayuda recurrir a asociaciones especializadas en temas de autismo y problemas del desarrollo, en donde podamos encontrar a otras familias en la misma situación, compartir experiencias y consejos, además de contar con el apoyo de profesionales.

Aquí encontraremos más información al respecto: http://www.autismo.org.es/AE/asisomos/entidades/mapaentidades.htm

3) Establecer una comunicación positiva (Ingersoll & Dvortcsak, 2010)

El cerebro de las personas autistas, especialmente en el autismo clásico, funciona de forma un poco distinto al del resto, por lo que conviene adaptarse al modo en que éstos ven la realidad. Si queremos interactuar de forma positiva con nuestro hijo podemos seguir varios pasos:

a) Establecer contacto visual: conseguiremos que éste advierta nuestra presencia si nos situamos de forma que haya contacto visual, de este modo será mucho más sencillo que podamos ser incluidos en sus juegos.

b) Formar parte del juego: muchos autistas necesitan experiencias sensoriales positivas mientras juegan, que incluyen conductas como trepar, tocar texturas o quedarse mirando luces luminosas. En lugar de pretender enseñarle cómo jugar correctamente, es mejor colaborar en sus juegos, siendo una parte activa de los mismos. Por ejemplo, si quiere tocar texturas le podemos facilitar arroz; si le gusta escalar, podemos jugar a pelearnos con él. En el caso de que estos juegos incluyan la destrucción de propiedades o causar daño a otros, debemos aclarar con el niño que este comportamiento no es adecuado y retirar los juguetes que causan el problema.

c) Mostrarse excitados por la actividad, a pesar de que ésta resulte repetitiva o poco interesante, ya que de este modo captamos más fácilmente la atención del niño. Para ello podemos exagerar los gestos o el tono de la voz.

d) No dar instrucciones: el uso de directrices sólo conseguirá que el niño se aleje de nosotros y no responda de forma espontánea.

e) Esperar a que sea el niño el que comunique, que puede producirse mediante contacto ocular, gestos o palabras.

4) Enseñar habilidades sociales

En el caso de las personas con síndrome de Asperger es positivo enseñarles ciertas habilidades sociales para que puedan tener una mejor comunicación con los demás, como aprender a interpretar miradas, ajustar el tono de voz o respetar los turnos de conversación.

(5) Establecer horarios

6) Ejercicio físico

Los trastornos del espectro autista posiblemente necesiten la intervención de un especialista, que puede aplicar una terapia del tipo TEACCH (tratamiento y educación de niños autistas y con problemas de comunicación). El programa tiene por objetivos entender la forma de pensar, aprender y experimentar el mundo de estas personas. Entre sus actividades se incluyen el entrenamiento de los padres, el desarrollo de habilidades sociales y de comunicación, el entrenamiento del lenguaje y la búsqueda de empleo (Francis, 2005).

Bibliografía útil

Szatmari, P. (2006). Una mente diferente: Comprender a los niños con autismo y síndrome de Asperger. Barcelona: Paidós Ibérica.

Stanton, M. (2002). Convivir con el autismo: Una orientación para padres y educadores. Barcelona: Paidós Ibérica.

Recursos útiles en Internet

http://autismodiario.org/

http://www.autismo.org.es